Excusas perdonables
El tiempo pasa y esto no se actualiza solo. Como excusa perdonable tengo al pequeño saquito ocupando todo mi tiempo. Si bien el otro tiempo para el trabajo y más para vivir se trata.
– Cuando el mundo esté bien hecho -dijo don Lotario mientras le quitaba la uña al dedo de un percebe- viviremos casi exclusivamente de la mar. Porque en ella hay companajes y riquezas para todos. El mar está sin explorar. A los hombres les da miedo y sólo aprovechan las playas y cuatro pescaícos de nada.
Jiménez sin dejar de comer y beber, se rió y movió afirmativamente la cabeza.
– Es verdad -comentó- en la tierra hay poca cosa y cuenta mucho trabajo conseguirla.
– Entonces usted, don Lotario, cree que la tierra ya está muy vista.
– Vistísima, Manuel. Más percebes, por favor.
————–< Las hermanas coloradas. Francisco García Pavón >———————-..
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Plymouth Savoy, registered to Maryland for 1961.